Pasada casi una semana, me atrevo a decir, TOCANDO MADERA, que el exorcismo ha tenido unos resultados maravillosos. Desde el sábado, cuando Polly se presentó en mi habitación con el dibujo, ha sido la niña más rica del mundo mundial, una niña de éstas que te entran ganas de achuchar y de comerte a besos, no de echarle agua bendita y de atarles a una farola.
Los berrinches por supuesto los va a seguir teniendo, como una niña de 5 años que es, pero al menos espero que no tan a menudo y no por cualquier cosa. Además, ahora puedo presumir de tenerla controladísima.